jueves, 3 de septiembre de 2009

Entre la necesidad y la posibilidad

Invitamos a todos a leer la nota escrita por Fernando Lopez Amador y Esteban Sanchez, publicada por el diario Página 12 el día lunes 31 de agosto. Esperamos sus opiniones con el fin de enriquecer el debate.

Necesidad y posibilidad

Por Fernando López Amador * y Esteban Sánchez **

El desarrollo económico es un proceso que debe ser entendido no sólo como una dinámica de acumulación y crecimiento, sino como un proceso de expansión del sistema productivo que da fundamento y cohesión al conjunto social, definiendo el escenario donde se disputan intereses y el proyecto hacia el cual se moviliza el potencial de recursos disponibles. Convalidar una perspectiva de desa-rrollo nacional, implica repensar el lugar de un país en el proceso de acumulación a escala mundial y asumir una posición dentro de las tensiones históricas que producen, en simultáneo, la necesidad de desarrollarse y las posibilidades concretas que existen de encarar este proceso.

A nivel latinoamericano, la necesidad de reconstruir una mirada de la inserción en el mundo se manifiesta en la cristalización de varios procesos. Así es como la caída de los mitos del Consenso de Washington y el arribo de la actual crisis internacional, en medio de un contexto de mayor integración regional políticoeconómica, confluyen con la sedimentación de la experiencia histórica de una sociedad que atravesó las catástrofes del experimento neoliberal y hoy, pone al menos en cuestión, lo que durante décadas de pensamiento único, se había conformado en el sentido común de lo que significaba “integrarse al mundo”. En este escenario, es que cobra sentido la recuperación de algunos debates centrales sobre qué es el desarrollo, cómo se debe encarar tal proceso, quiénes deben conducirlo y de dónde deben provenir los recursos para financiarlo.

En Argentina, hasta la irrupción de la dictadura militar en 1976, estos interrogantes habían sido importantes a la hora de pensar el desarrollo económico. A partir de allí, su paulatino abandono no estuvo en función de haber hallado respuestas. Más bien pareciera, resultado de un repliegue de visiones –cristalizadas en políticas económicas– que no lograron conjurar las mutaciones estructurales producidas desde mediados de los setenta a la fecha.

El quiebre que significó el arribo de la dictadura en la economía argentina, y la consumación del proceso de desindustrialización en los noventa, tuvo su correlato en el progresivo vaciamiento teórico de la disciplina económica que avanzó principalmente, en tres sentidos fundamentales: renuncia a estrategias de largo plazo, proliferación de análisis especializados en dinámicas sectoriales sin mirada de conjunto y desplazamiento del estado por el mercado en las decisiones económicas. El retroceso se manifiesta abiertamente cuando el Estado cede importantes márgenes de maniobra y restringe su accionar a estabilizar las variables macroeconómicas, producto de los desajustes del cambio estructural.

En la actualidad, medidas como la estatización de los recursos de las AFJP, las retenciones al sector exportador, la reactivación de discusiones salariales, el impulso de una nueva ley de medios audiovisuales, el apuntalamiento de la integración regional en pos de consolidar los procesos políticos latinoamericanos, se mezclan con la generación de excedentes financieros, desestabilización del orden hegemónico y otros elementos que sumados, se hallan mas cerca de dar cuenta de las tensiones estructurales de un sistema en crisis, que de expresar una direccionalidad portada en la voluntad política de un gobierno. Así, vista la crisis desde su costado de oportunidad, y trascendiendo el debate binario acerca de la sustentabilidad o no del actual “modelo productivo”; resulta entonces, imprescindible volver a interpelar la matriz productiva, la inserción internacional y los grandes tópicos del desarrollo económico desde la articulación de estrategias de largo plazo donde el Estado recupere protagonismo. De otro modo, circunscribir la problemática a la sustentabilidad o no del actual crecimiento, conduce a ver la situación en términos de “el vaso medio lleno o el vaso medio vacío” metáfora que implica una renuncia a recuperar la unidad y centralidad de los grandes temas que hacen a la economía política; el proceso de acumulación, el lugar en la división internacional del trabajo, el papel del mercado interno, la competitividad de la industria, el rol de los sectores estratégicos.

Nuevamente, reforzar la comprensión de los procesos económicos que como sociedad hemos atravesado, y su vinculación con los rumbos de la coyuntura mundial, contribuyen a dimensionar la urgencia de retomar el enfoque planteado, y ponderar desde allí las presencias y ausencias de políticas que robustecerían este proceso. La problemática sitúa a nuestro país de cara a su principal disyuntiva, asumir las circunstancias conduce inexorablemente a la necesidad de retomar el debate del desarrollo económico. No asumirlas, conduce a la reproducción de la más cruda especificidad en tanto economía subdesarrollada, fundada, mas allá de las innovaciones, en la explotación de recursos naturales, a lo que hoy se le suma un enclave industrial exportador con bajo contenido tecnológico y escasa relación con el mercado interno.

* Lic. en Economía Política UNGS.

** Miembro de Ecopolistas.

Link de la nota:

http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-130905-2009-08-31.html


1 comentario:

Diario 2011 dijo...

Si de economía política se trata me interesa ,ahora procedo a leer y luego opino.

PD. Te invito a mi blog : Diario 2011
Saludos !